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Reseña de “Urbana”, de Rodolfo Fogwill

El inefable y recordado escritor de “Los Pichiciegos” y “Muchacha punk”, entre otros libros memorables, sacude la modorra de las librerías con una novela de hace dos décadas pero casi inédita en la Argentina.

Foto: Infonews
Foto: Infonews

“Hoy toda novela es urbana”, declara Rodolfo Fogwill en el prefacio de su novela “Urbana”. Sí, parece un trabalenguas, pero acá lo que importa es ese concepto que abre el libro. Y más abajo, agrega: “Esta era una historia de personajes sin cara y terminó como un relato de personajes sin caras ni nombres. Idealmente debía eludir cualquier acontecimiento, pero en tal caso nadie la habría editado y no habría encontrado un lector”. Estas definiciones tan categóricas del escritor y sociólogo argentino funcionan como una advertencia sobre lo que vendrá, poniendo en alerta hasta al más distraído de los lectores.

Es que “Urbana”, novela escrita por Fogwill cuando empezaba el siglo XXI (oportunamente fue publicada en España y ahora, gracias a Blatt & Ríos, se edita por primera vez en la Argentina), gambetea los convencionalismos narrativos para asumirse como un libro fuera de norma. Es decir, intenta abrirse paso a contramano de los recursos literarios más obvios de la época. ¿Lo consigue? ¿Camina hacia un destino concreto? Las preguntas, si es que tienen algún sentido, solo encontrarán respuestas sinceras en el lector.

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¿Y de qué trata “Urbana”? A grandes rasgos podríamos decir que cuenta la historia de unos inversores inmobiliarios que inauguran un apart hotel en Barrio Norte, en pleno verano porteño. A la osadía comercial de una apertura fuera de temporada se suma otro inconveniente, la resistencia del vecindario. Todos los que viven en los alrededores del Karina (así se llama el flamante emprendimiento) lo ven como una presencia amenazante. Sin embargo, nada impide que el apart tenga su fiesta de inauguración. Empresarios, modelos y otros personajes del jet set local se amontonan en la terraza con piscina del Karina para celebrar su apertura. Pero una tormenta estival sorprende a los invitados y pone en jaque a la fiesta.

A cualquiera que lea “Urbana” y tenga más de cuarenta años, le resultará imposible no pensar en el menemismo. Más allá de sus muchas o pocas precisiones sobre la época narrada, la novela desnuda (casi a la perfección) la decadencia moral que sobrevoló la Argentina en la década del 90. Sin embargo (¿o justamente por eso?), el libro de Fogwill también nos habla sobre seres solitarios y errantes que habitan una ciudad cada vez más cínica, siempre lista para recibirte y expulsarte en un mismo gesto. Al terminar su lectura, uno tiene la sensación de que Fogwill no nos mentía, efectivamente toda novela es urbana. Y también es política, claro.   

 

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