Cada vez con más fuerza, desde antes de que asumiera el poder, incluso desde antes que ganara las elecciones presidenciales, la sensación de que en Argentina ninguna persona pública puede decir algo en contra de Javier Milei sin recibir no solo ataques por parte de sus fanáticos, sino agresiones del propio economista.
En este contexto es que la Argentina escribe su historia del presente a través de las publicaciones que el jefe de Estado realiza en redes sociales, plataforma de su construcción de poder y también altavoz de sus pasiones, las más evidentes y las que se le caen del inconsciente.
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Este miércoles, desde Miami, donde un grupo de rabinos ultraortodoxos le palmearán la espalda, Javier Milei publicó una serie de párrafos con agresiones a la prensa en general y a los periodistas que lo ponen en discusión en particular.
"Libertad de expresión para todos", tituló Milei su post, en mayúsculas, a modo de neblinoso adelanto de lo que vendría luego.
"Hace algunos días cuando recibimos a la General Richardson en Buenos Aires aprovechamos la oportunidad para presentar una nueva Doctrina de Política Exterior para la Argentina", indicó el primer párrafo del texto.
"Durante esa presentación dijimos que parte de nuestra visión es que creemos en una verdadera libertad de expresión. Pero para todos. No solamente para algunos", continúa, para después iniciar una de las ya habituales carreras discursivas presidenciales, en las que a medida que avanza profundiza la virulencia de lo que dice.
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"El periodismo se ha acostumbrado, a lo largo de las últimas décadas, a que deben ser tratados como profetas de la verdad única e incontrastable, a los que no se puede criticar, ni desmentir, ni corregir", redactó Milei casi en modo autodescriptivo, en una práctica autodefensiva que la psicología describe como "proyección".
"Si alguien osa cometer esa imprudencia, es castigado al unísono por todos los miembros de la corporación y sus agrupaciones", disparó el mandatario, casi una descripción del accionar de los ejércitos de trolls que cobran miles de dólares para atacar opositores e instalar temas y fake news en redes.
Pero hubo más: "Lo indignante de todo esto no es la pretendida superioridad de quienes ejercen un rol que, en esencia, es efectivamente noble. Sino que al igual que ha ocurrido con todo el resto de las cuestiones vinculadas a la política, el periodismo se ha corrompido, ensuciado y prostituido al calor de los sobres y la pauta oficial".
Para más datos sobre la aseveración del Doctor Honoris Causa del instituto de los Benegas Lynch bien vale pensar en las imágenes de algunos presentadores de LN+, su señal de noticias favorita después de Fox News.
"La extorsión es moneda corriente. La mentira, la difamación, la calumnia son algo frecuente. Primero te pegan, y después te pasan la factura. Cifras siderales", acusó también..
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"El problema de muchos periodistas con los que integramos La Libertad Avanza es que no le debemos nada a nadie", se animó a asegurar para luego pontificar: "No nos vamos a quedar callados frente a las operaciones, la mentira, la calumnia, la injuria o la difamación. Vamos a contestar".
Luego, a modo de despedida a los gritos, prometió venganza, a su modo: "Vamos a bajarlos de esa Torre de Marfil en la que creen que viven".
Quizá la excitación por su inminente encuentro con Elon Musk (quien posteó en su propia red X una imagen de Milei en medio de una foto de dos personas teniendo sexo) haya exaltado el ánimo del Presidente en su viaje a Estados Unidos. Quizá el jet lag, quizá sus modos lumpen, quizá su vida, sus padres, su falta de asistencia psicológica, su pequeñez.
