Uno de los principales componentes políticos del presidente Javier Milei es, sin lugar a dudas, el incumplimiento de sus promesas. Si bien en los hechos prometió un ajuste veloz y feroz y lo cumple a rajatabla, lo que había asegurado en campaña era que ese ajuste no lo iba a pagar la población (trabajadorxs, jubiladxs, pobres), sino la casta, pero del dicho al hecho...nada más lejos de la realidad que aquella promesa generada para ganar votos.
Otra de las iniciativas de las que se jactó con sorna fue la de la eliminación de la pauta a los medios de comunicación, lo cual, efectivamente sucedió y generó un fuerte vaciamiento que afectó esencialmente a los medios de comunicación más pequeños, pero ahora, todo indica que dará marcha atrás, aunque no con todos los medios sino los que le sirvan para mejorar su imagen en picada.
Según publicó el medio La Política Online, bajo iniciativa del asesor Santiago Caputo, el Gobierno volverá a habilitar la pauta en medios por más de $ 1.000 millones por mes, con el blanqueo de capitales como la excusa estrella. La idea es canalizarla por medio de la AFIP para que, de ese modo, quede bajo la órbita del ministro de Economía Luis Caputo, también primo del asesor que dirige los hilos estratégicos del Gobierno.
El mismo medio de comunicación confirmó mediante fuentes de la Casa Rosada que "la AFIP lanzará la campaña para comunicar el blanqueo de capitales y las partidas se ejecutarán a través de Télam", ex agencia oficial de noticias, ahora convertida lentamente en una agencia de publicidad estatal.
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Según trascendió, el motivo principal por el cual retornaría la pauta (que será destinada a dedo por el propio Santiago Caputo) tiene que ver con la insistente baja en la aceptación de Milei, que incluso en medios afines quedó en evidencia, y reconocen que pasó de los 50 puntos a los 45 en el último mes.
Uno de los pocos caballos de batalla que le quedaban a Milei para justificar sus políticas de debacle económica fue el sostenimiento del apoyo de gran parte de sus votantes a pesar del ajuste. Sin embargo, se trata de una percepción que se va modificando a medida que aumentan las tarifas de transporte público, las facturas de luz, agua y gas y los precios en el supermercado que, a pesar de la desaceleración de precios defendida a capa y espada por el Gobierno, no hay sueldo que alcance a cubrir la totalidad de los gastos, y no hay imagen que aguante.