Por Mikhaíl Vera
Las anteojeras ideológicas del presidente
Gobernar con posverdad para atacar los derechos humanos. "Primero los datos" devino en primero la ideología. Cómo se relaciona el conflicto palestino con Argentina a través de las anteojeras ideológicas. El horror, las encarcelaciones, la posverdad, la naturaleza y la violación a los derechos humanos.
24 de junio de 2024 - 16:20
La sobre-ideologización del gobierno de Milei es altamente reconocible, hasta por sus propios periodistas amigos. Como dijo la jueza Servini para el medio El destape: "Cada uno evalúa la situación como le conviene o como lo ve" (1), hoy cada actor político (no solo el presidente) elige su propia aventura a la hora de analizar e intervenir la realidad: son las anteojeras de posverdad virtual, signadas por la ideologización de todas las cosas. Nada queda sin ser visto que no sea visto por esas anteojeras.
Veamos: primero es la elección de esas anteojeras, esto es, la ideología: lo vimos en el actual genocidio contra el pueblo palestino ("conflicto"; si las anteojeras colocadas son pro-estado de Israel). Cada quien decide qué ideología sostener, eso está bien: el problema es que los niños masacrados, decapitados, los bombardeos a los cordones humanitarios, las torturas y la destrucción humanas son todas reales, más allá de la anteojera ideológica que cada quien elija ponerse.
Es sabido que en ese "conflicto" el presidente se decidió por apoyar (en sus palabras) "el lado correcto de la historia", esto es, Israel; a quien considera la civilización occidental, o sea el progreso en Medio Oriente, rodeada de naciones árabes, es decir, naciones no-occidentales, y por lo tanto, según su visión, atrasadas, territorio blanco de conquista.
¿Cómo se relaciona el genocidio en Palestina con Argentina?
En primer lugar, muchxs se preocuparon, ante la visita del primer mandatario al Muro de los Lamentos (performance gubernamental, donde el presidente "lloró" por Israel), la pérdida de neutralidad histórica de la Argentina en conflictos internacionales, bajo el miedo de un posible atentado en este territorio, tal como lo pronosticó el presidente en una entrevista de la BBC (2): "Argentina es parte de los blancos de ataque (del terrorismo)” pero eso no parece importarle al presidente, siempre y en tanto estemos del "lado correcto de la vida, del lado correcto del mundo" (las anteojeras ideológicas en este caso se combinan con anteojeras fundamentalistas). Israel sería Occidente, la cuna del Bien con mayúscula. Tal como en Argentina: "los encapuchados (por los piqueteros) son los malos, los policías son los buenos", como sostuviera Milei, en una comparación infantil en un programa de TV, antes de ganar las elecciones. Las anteojeras ideológicas sólo permiten ver en dos colores: rojo o azul, buenos y malos, amigos o enemigos.
Sigamos con la Argentina: recientemente varixs estudiantes universitarixs, profesores y hasta vendedores ambulantes fueron privados de su libertad por ejercer su derecho a la protesta contra lo que consideran (consideramos) una mala ley; la ley bases.
Milei acusó a diputados opositores de "golpistas" y "degenerados fiscales"
Bajo el auspicio o la motivación del ejecutivo nacional, quien organizó un grotesco operativo en las afueras del Congreso, estas personas fueron apresadas, en algunos casos encadenadas de pies y manos, gaseadas en espacios cerrados, colocadas en pabellones comunes y privadas de su libertad entre 3 y 6 días, en tanto otras cinco personas aún permanecen encerradas... A instantes de su detención, y mientras algunos medios mostraban autos dado vueltas e incendiados, el presidente y su ministra de Seguridad acusaban a lxs detenidxs de "terroristas".
Las anteojeras se trasladaron del poder ejecutivo al judicial; entonces tuvimos una semana entera luchando por la libertad de compañerxs detenidxs sin pruebas, sin garantías propias de un estado de derecho, sólo basado en la posverdad: bastó llamarlos “terroristas” y un fiscal sobre-representó la sobre-ideologización del ejecutivo.
La que nos espera a lxs argentinxs…
Hubo otra advertencia de quienes vimos con desdén el exacerbado interés del presidente por defender el genocidio sionista, quienes nos preguntamos desde hace meses: si el presidente avala un genocidio puertas afuera, ¿qué nos espera a lxs argentinxs? Entonces entendimos que no entregar alimentos a los comedores, una política sostenida y avalada y aún creada por el presidente y no por su ministra (quien sigue en el cargo), es parte de su visión de guerra del bien contra el mal: es decir, de su ideología liberal contra los “orkos”, contra la “corrupción” de la izquierda. Un daño colateral, apenas asomado por la cabeza del presidente, es que haya niños con la panza vacía por culpa de su (¿mal?) gobierno. En otras palabras: avalar un genocidio afuera es avalar la miseria planificada puertas adentro, con todas sus consecuencias (desnutrición o mala desnutrición, pésima calidad de vida, etc.)
Entiéndanlo de una vez: la falta de entrega de los alimentos NO se debió a una "mala administración", fue política pública dejar vencer al menos una parte de los alimentos para no entregarlo a los comedores. Porque, entienden las anteojeras ideológicas, que el presidente comparte con su flamante ministra: comedores = izquierda = piqueteros. Y, como sostuviera el primer mandatario; "los piqueteros son los malos".
¿Y el medio ambiente?
Ya lo dijo el presidente, esta vez con un youtuber: el cambio climático es agenda marxista. Eso se traduce en una política pública: desfinanciamiento de la protección de bosques nativos, dejar de comprar aviones hidrantes con provincias que se incendian (Argentina solo cuenta con 4 de esos aviones, contra Chile que cuenta casi con 70), seguir cajoneando la ley de humedales, promover nuevos insumos tóxicos en la agricultura, destrucción de salinas, en tanto el RIGI (régimen de incentivos para grandes inversiones) otorga libre disponibilidad de dólares, libertad absoluta de exportación (incluso de energía necesaria para el país), así como uso sin límite de “insumos”; entre ellos, el agua, seguramente para proyectos extractivistas en regiones de estrés hídrico.
Conclusiones
Hasta acá la conclusión debería ser obvia: la anteojera ideológica funciona para justificar el horror y, de esa manera, no hacerse cargo del daño colateral de las políticas ejecutadas. Ante las nuevas catástrofes que asoman: ¿permitirá la mayoría de lxs argentinxs que las anteojeras les digan que vamos por el camino de la victoria, del bien, que lo que importa es que apoyemos a Israel, cuando la desnutrición infantil sea del 80% y la gente se muera de hambre? ¿Dejaremos que la naturaleza sea explotada, nuestros bienes saqueados, en miras de un supuesto futuro de bienestar económico? Aunque el RIGI no se parezca en nada a las legislaciones de los países nórdicos, con su capitalismo de bienestar, y más bien se asemeje a los modelos de pseudo-tiranías corruptas, donde el desmadre con los recursos naturales favorece únicamente a políticos de turno, casta pura.
La buena noticia aquí es que, a pesar de las masacres, de los trolls pro-estado de Israel que buscan naturalizar los atropellos diarios contra los palestinos, de la miseria planificada, es que los relatos algún día caen: sus tiempos están condenados a ocupar una parte del tiempo, nadie puede gobernar con posverdad únicamente. Una mentira sofisticada sigue siendo una mentira: cuando la gente ya no pueda pagar el alquiler o el colectivo para ir al trabajo (sea peronista, libertaria, troska o lo que fuera) se encontrarán con una realidad que no resistirá ninguna anteojera, por llamativa que sea: si además pasan hambre, saldrán a manifestarse, sin importar protocolo alguno. Cuando no hay nada que perder, el miedo se pierde también.
En la calle nos encontraremos quienes decidimos quitarnos las anteojeras de la posverdad, potenciadas por las diminutas pantallas… Para ver lo que queda de la realidad hoy, y así asegurarnos que mañana no sea peor.
Fuentes: 1. Servini criticó el operativo policial, negó que fueran terroristas y no descartó infiltrados