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Fito Páez, melodías eternas con ritmos distintos

Lo que antes era funk ahora se convirtió en swing. Hay sonidos que llegan de Brasil, España, México. Treinta años después de que saliera su disco más taquillero, Fito Páez lo rompió todo para reinterpretarlo por el Fito que es hoy. Y lo hizo con ritmos importados de otras tierras pero, también, con voces de distintos lugares, edades y géneros.

Etéreo e inmersivo a la vez. Liviano pero intenso. Solo. Así se presenta Fito Páez en la primera canción de la reedición de El Amor Después Del Amor, su disco más vendido, el más popular, el que tienen todas las familias en sus casas, el que sonó en todas las radios y hasta en fiestas de egresados. 

Dejó las melodías intactas y jugó con todo el resto, incluyendo su propia voz. ¿Acaso los últimos cinco segundos que tiene la versión original de Tráfico por Katmandú determinó toda la identidad de la que escuchamos ahora? Pasó de un soul funk a un swing compartido con Elvis Costello, generando una explosión total. 

¿Lali Espósito y Nicki Nicole son las nuevas Fabiana Cantilo y Celeste Carballo? No, desde ya. Pero sí están en Dos días en la vida. Y, aunque buceando en la red encontramos que Nathy Peluso había cantando en algún bar años atrás su versión de Pétalo de Sal, en este disco interpreta La Verónica. 

El que sí está en Pétalo de Sal, ese tema que supo compartir con Luis Alberto Spinetta, es Chico Buarque. Y ahí, la sal parece ser del mar brasileño. Y las olas llegan en forma de colchones de violines que nos envuelven. 

Quizás haya algunos arreglos que quedaron en el tintero cuando grabó la primera vez, tres décadas atrás. Quizás todo sea una suerte de nota al pie que anotó con el correr de los años y más que bocetos o sueños que ya había tenido son todas ideas que construyó en el camino de 1992 y 2023.

 

“Para mí, no es sólo un álbum. Fue toda una odisea musical alucinante, permanentemente sorpresiva. Había que vejar el material original. Ese fue el primer concepto, en el sentido de no tenerle miedo, poder arrasarlo, darlo vuelta. Había que probar de alguna forma que no hay discos sacros, intocables, que no se pueden volver a grabar. ¡Sí, se puede! Y es un ejercicio musical maravilloso", subraya él mismo. 

Y en esa línea, si de romper cosas se trata, "La Balada de Donna Helena" es una de las que más cosas incorporó porque además de la guitarra de Ca7riel tiene una intervención de WOS que sacude las estructuras. El tema, que siempre tuvo su oscuridad, ahora mueve sus lados cual cubo mágico para mostrarse muy distinto. Y si de magia hablamos, "La rueda mágica", que contaba con la voz de Charly García en el disco original, ahora tiene dos voces del rock: Andrés Calamaro y Conociendo Rusia, uniendo generaciones de una escena mainstream que "se fue de casa a tocar rock and roll". 

Hay olor a tablao en la versión de "Detrás del muro de los lamentos" (gracias a Antonio Carmona y Estrella Morente), y una de las voces herederas de la música tradicional de México, Ángela Aguilar, en "Brillante sobre el mic" -el único corte que tuvo este disco antes de salir a rodar. Y "A rodar mi vida", precisamente, incluye al legendario David Lebón y Leiva

También escucharemos una versión súper personal de "Creo", con una segunda canción en la que Fito está solo, sin voces invitadas. Hay otras tres canciones en las que él estará acompañado por voces de mujeres fuertes y talentosas, como lo son "Sasha, Sissi y el círculo de Baba" con Mon Laferte, "Un vestido y un amor" con Marisa Monte, y "Tumbas de la Gloria" junto a María Castillo de Lima (tema en que la guitarra rítmica nos lleva hacia Where the streets have no name, de U2). 

Los treinta años de El Amor Después Del Amor, o EADDA -tal como lo rebautizó su autor-, se celebraron con decenas de shows alrededor del mundo que tuvieron unas ocho noches en el Movistar Arena de Buenos Aires y otras dos en el estadio de Vélez. Pero también tuvo una inyección de emociones y popularidad mediante una serie homónima que se estrenó el mes pasado en Netflix y de la cual la audiencia de toda Latinoamérica aún sigue viendo, mencionando. 

"En este nuevo álbum me doy todos los gustos, es una prueba de que la música, aparte de ser un elemento central en la vida de muchas personas, también es una materia con la cual se puede trabajar, jugar, moldear e ir hacia dónde queramos. Creo que es lo mejor que hice, en el sentido de que me di todas las libertades”, relata el rosarino y lo único que resta hacer es dar play y sentarse a que las emociones se adueñen de nuestro ser durante una hora entera. 



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