Por Rocío Bao
¿Qué tenemos para celebrar este Día Internacional contra el LGBTIQ+ Odio?
Cada 17 de mayo, desde 1990, conmemoramos que la OMS nos haya sacado de su manual de enfermedades mentales. ¿En qué contexto se da esta fecha en Argentina? ¿Tenemos algo para celebrar?
17 de mayo de 2024 - 11:12
Un 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud quitaba de su lista de enfermedades mentales a la homosexualidad. Fue un gran puntapié para contribuir a la desestigmatización del colectivo de lesbianas, gays y bisexuales. Para el colectivo travesti-trans, la decisión de la OMS llegaría muchos años después, recién en 2018. En su nuevo manual, entonces, reemplazó el listado de los noventa.
Por ese motivo podemos decir que es un día de celebración, claro, pero esta vez lo celebramos con el corazón golpeado porque los crímenes y los discursos de odio se acentuaron en Argentina y buscan persistir sobre nuestra resistencia y sobre nuestra existencia.
La semana pasada amanecimos con la noticia de que Fernando Justo Barrientos había arrojado bombas molotov a una habitación en la que dormían (vivían) cuatro mujeres. En principio, algunos medios titularon "incendio" y "pelea entre vecinos", mientras Pamela Cobos, Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castro Riglos luchaban por su vida con un cuerpo incendiado casi por completo. Habían sido atacadas, quemadas y golpeadas incluso mientras el fuego las deshacía por un femicida y lesbicida que en más de una ocasión las agredió por ser lesbianas. El ataque nos arrebató a tres de ellas, mientras nos movilizamos y todo el colectivo de lesbianxs realiza movidas artísticas para reunir fondos y acompañar a Sofía, única sobreviviente del ataque.
Tuvimos que salir a la calle para pedir justicia por las mujeres de Barracas y recordarle a una sociedad -a veces ciega y sorda- que el Estado tiene responsabilidad en los ataques de odio al colectivo LGBTIQ+, que los discursos de odio que se promueven desde los sitios de poder y aquellos que no se condenan, tienen influencia en los actos de las personas.
Tuvimos que salir a recordar, también, que discursos como los de Nicolás Márquez, biógrafo y amigo del presidente Javier Milei son peligrosos: antes del ataque de Barracas brindó una entrevista en Radio con Vos, una emisora con mucha llegada a la sociedad, en la que calificó a la homosexualidad como una conducta desviada y autodestructiva. Esta semana, directamente dijo: "Si no querés que te maten, entonces no te hagas lesbiana".
Desde las PASO, elecciones que ganó Milei, se multiplicaron las denuncias públicas por ataques al colectivo lgbtiq+, por parte de personas. Funcionarias como la canciller Diana Mondino, directamente comparó a la homosexualidad con tener piojos, y el libertario Ricardo Bussi (hijo del represor Antonio Bussi), no sólo planteó que las personas trans deben bancársela solas sin el apoyo del Estado, sino que equiparó pertenecer al colectivo de la diversidad con tener algún tipo de discapacidad.
En ejemplos concretos, desde ese período electoral hasta ahora, una pareja gay fue brutalmente atacada por un trabajador de seguridad en un local de Mostaza, activistas como Manu Mirelles, co-fundadora y secretaria de la Asociación Civil Mocha Celis recibió en aquel período dos ataques en el plazo de una semana, mientras también se multiplicaban los ataques a espacios culturales, educativos, universidades y escuelas (incluso jardines de intantes), donde se hicieron pintadas contra la ESI. Luego, los golpes y el abuso sexual por parte de dos hombres a Sabrina Bölke, una militante trans de la agrupación H.I.J.O.S. Todo esto engrosa la lista de incontables y crecientes ataques a nuestra comunidad.
Mientras tanto, el Gobierno nacional, en una explícita muestra de provocación contra el colectivo (como lo hizo el 8M, cuando cambió el nombre de Salón de la Mujer por el de Salón de Próceres), decidió esta misma semana no emitir, o bien, dejar de repetir contenidos LGBTIQ+ en la TV Pública, Encuentro y sistema de radios públicas.
Reivindicamos, entonces, este 17 de mayo ante un Gobierno que goza de toda provocación y abandono hacia nuestro colectivo y hacia todos los colectivos, hacia todos los sectores vulnerables, hacia las mujeres que dirigen comedores populares. Lo reivindicamos y nos reivindicamos, incluso cuando tenemos que escuchar que el vocero presidencial Manuel Adorni diga ante la prensa que es "injusto" calificar el crimen de Barracas como un "crimen hacia determinado colectivo", y luego se burle en su cuenta de X del término "lesbicidio"; o incluso cuando Milei -que menciona al feminismo y a "los asesinos de pañuelos verde" como uno de los principales enemigos del Estado- publique en sus redes sociales la frase: "No amigo. Decir la verdad no es generar odio. Que vos odies la verdad, es otra cosa" (en referencia al crimen de odio de Barracas).
Pero le pese a quien le pese, nos celebramos. Nos celebramos, reforzamos nuestro colectivo y nos fortalecemos en lo colectivo, incluso cuando a los dueños del discurso individualista que ahora nos gobiernan no les guste. Con más furia y organización, como si a drede, cuando nos hablaran de individualismos, nos gustara todavía más mostrarnos abrazadxs, pidiendo justicia a donde sea necesario, bailando en la calle con todo el glitter que podamos tirarnos encima, llorando entre los brazos de quienes nos sostienen cuando golpean o matan a unx de nosotrxs. Porque nos tenemos, porque somos un colectivo inquebrantable y enorme.