ALUCINEMA | La escuela del bosque | Migrar a Europa

La migración de la clase media, en foco en "La escuela del bosque"

En la sala Lugones del Teatro San Martín puede verse la nueva película de Gonzalo Castro, filmada en Barcelona.

Gentileza prensa
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La ficción en el cine argentino está atravesada por las problemáticas de la clase media, por su cosmogonía vital. También, de alguna forma, por la universalización de sus temáticas, por la transversalidad de la experiencia de ser de clase media en un mundo, y sobre todo en un país, donde la pobreza es estructural. En este marco, la porteña, el porteño de clase media, cosmopolita por autopercepciòn, universaliza a su vez su lugar en el mundo y lo lleva de Buenos Aires a donde sea que elija migrar. Barcelona, por ejemplo, como en el caso de "La escuela del bosque".

María vive en Barcelona junto a su hija, Isabel, de seis años. Ella se fue de Buenos Aires hace una década y hoy tiene como visita no tan deseable a su hermana porteña, que cruzó el océano con sobrepeso de reproches en la valija. El film muestra el día a día de María en la inminencia de otra mudanza: la que la sacará de la confortable casa que ocupa en un barrio acomodado de la ciudad catalana para irse a una zona bastante menos sofisticada, en paralelo a que debe negociar con su expareja y padre de su hija a qué escuela irá ahora la nena, que no es otra que la escuela del bosque citada en el título.  

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La escuela del bosque, la que se enclava en la ficción, funciona como signo de los tiempos que empieza a vivir María: del barrio barcelonés de Gràcia al menos beneficiado de Vallvidrera, en el conurbano de la ciudad.

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Gonzalo Castro (Invernadero, Dioramas) pone en juego en su película un puñado de ideas brillantes sobre la migración, las relaciones de pareja, los caminos a desandar que nos propone la familia, la falta de proyecto hacia adelante. La vida. Y lo hace con armas visuales que no se limitan al registro de un buen diálogo (sobre música, sobre Piglia, sobre canibalismo). Hay elecciones estéticas a cada paso y una de ellas parte en dos al relato: la ciudad no aparece en un plano claro y definido hasta que promedia el film; durante los primeros 45 minutos la cámara acompaña a María y sus cercanos sin alejarse demasiado y retaceando información sobre el escenario. Luego el quiebre, el plano general, casi de postal, de una de las ciudades más deseadas de la península ibérica. Después, más incertidumbre, algo de desazón y un derrotero al que vale la pena entregarse a pelo entre diálogos random que no lo son tanto y empatías que cuestan pero están.

Castro contó que su opus surgió en Barcelona luego de un pedido de su hija: protagonizar una película. Y así sucedió, Isabel, la hija, es en la ficción el link entre María y su ex, María y su hermana, María y el resto del mundo. Ahi también, en la observación sobre cómo nos condicionan las relaciones humanas, es donde la película juega, conceptualiza y gana.

La escuela del bosque. Argentina, 2020. 90´ Dirección, Montaje, Fotografía: Gonzalo Castro. Guion: Gonzalo Castro, Guillermina Pico. Elenco: Guillermina Pico, Isabel García Ponzoda, Alejandro García Schnetzer, Macarena Fernandez, Oblit Baseiria, América Sánchez, Martín Tognola.

La película puede verse hasta el 23 de noviembre en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro General San Martín (Av. Corrientes al 1530, CABA).

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