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El 17 de marzo HBO estrena en América Latina el documental Covid Diaries NYC ("Diarios del Covid en Nueva York"), trabajo que gira en torno a las vidas de cinco muy jóvenes cineastas de entre 17 y 21 años, que pusieron sus cámaras para contar en primera persona las historias de sus familias durante la primera ola de la COVID-19 en Nueva York.
Las filmaciones destacan la difícil situación de trabajadores esenciales y sus familias en el comienzo de la crisis por la pandemia, mientras enfrentaban al coronavirus en un país sacudido por los conflictos sociales.
Los cinco cortos que integran el film
"La única manera de vivir en Manhattan" sigue a Marcial Pilataxi, quien vive con su abuela y la ayuda en el edificio en donde ella trabaja como encargada mientras luchan con la creciente cantidad de basura que dejan los inquilinos debido a que están refugiados en su casa por el virus. Marcial hace entregas de alimentos y trata de mantener la normalidad con sus amigos, mientras la ciudad que conoce cambia su contexto por la pandemia y las protestas posteriores al crimen racial de George Floyd.
"Mi pánico al Covid" muestra cómo Aracelie Colón lidia con la salud mental mientras su padre sigue yendo a trabajar todos los días al correo, en medio de un escenario en el que la amenaza del virus está cada vez más cerca.
"Cuando mi padre tuvo Covid" sigue a Camille Dianand, quien está preocupada por su padre, un mecánico del subte neoyorkino. Después de que un colega de trabajo se murió a causa de la enfermedad, su padre contrajo el virus y la familia quedó frente a frente con el terror de la muerte.
"Nueva York sin salida" presenta la historia de Shane Fleming y sus padres, quienes se quedaron sin empleo y con varias cuentas acumuladas por pagar, además de las crecientes deudas. Esto los lleva a tomar una decisión y es la de mudarse de Nueva York. Sin embargo, y a pesar de emprender el viaje, no podrán escapar tan fácil de sus problemas.
"Familia en la primera línea" sigue a Arlet Guallpa, quien junto a su familia ve las ambulancias que llegan al edificio donde viven, en el barrio de Washington Heights, para retirar los cuerpos de personas que murieron por la enfermedad. Pese al miedo, sus padres -un chofer de ómnibus y una profesional de cuidados en casa- siguen trabajando e intentan superar la ansiedad provocada por el nivel de exposición de la familia al virus.
