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Adieu, Jean-Paul Belmondo

El icónico actor del cine francés falleció a los 88 años. Debutó con Jean-Luc Godard y dejó tras de si una abultada filmografía.

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Jean Paul Belmondo en "À bout de souffle" (1960)

Fue el inolvidable Michel Poiccard de "Sin aliento" (À bout de souffle), de Jean-Luc Godard, en 1960, y desde ese debut en largometrajes en plena explosión de la nouvelle vague desarrolló una carrera tan única como irregular. Jean-Paul Belmondo murió este lunes a los 88 años en Francia.

Hijo del escultor parisino Paul Belmondo, Jean-Paul nació en Neuilly-sur-Seine, departamento de Hauts-de-Seine, el 9 de abril de 1933.

Aficionado al box, al fútbol y a la plástica, Belmondo desarrolló desde el inicio de su carrera un perfil de duro que lo acompañaría hasta sus últimos trabajos. Se lo calificó alguna vez como "el feo más lindo del cine francés" y a caballito de aquel apodo conquistó a espectadores de todo el planeta.

Sus comienzos en la pantalla grande fueron de la mano de Godard y esa nouvelle vague que revolucionó al cine francés y al de todo el planeta. Con el inigualable realizador filmó, además de "Sin aliento", las recordadas "Una mujer es una mujer" (Une femme est une femme, 1961) y "Pierrot el loco" (Pierrot le fou, 1965). Sin embargo, a poco de comenzar su trayectoria en fílmico viró hacia el lado del policial negro, por afuera de las marcas vanguardistas que buscaba el cine de la nouvelle vague.

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Jean Paul Belmondo y Anna Karina en "Pierrot le fou"

Pero más allá de su elección por los entramados clásicos de la industria del cine, Belmondo fue parte de otros proyectos arriesgados y que se corrían del mainstream. Films como "El confidente" (Le doulos, 1962) de Jean-Pierre Melville o "Stavisky" (1972) de Alain Resnais, entre muchos otros, lo encontraron poniéndole el cuerpo a personajes jugados y en el marco de un cine que iba mucho más allá de las prácticas más industriales del arte de la pantalla grande.

El actor que estudió teatro y quería ser payaso también compuso personajes para nombres grabados en relieve en la filmografía de Francia. Así pasaron célebres realizadores como Claude Lelouch, François Truffaut, Marcel Carné, Marc Allegret, Claude Sautet, Jacques Deray y Henri Verneuil, entre muchos otros.

Entre los 70s y 80s Belmondo se cruzó a la comedia, que en algunas ocasiones intentaba un diálogo distinto con el público pero en otras se sumergía de lleno en el trazo grueso. Algo similar ocurrió con incursiones en el policial de masas como "El profesional" (Le Professionnel, 1981, de Georges Lautner) o "El as de los ases" (L'As des as, 1982, de Gérard Oury).

Sea como fuere, su carrera nunca dejó de estar en los primeros planos y su presencia en pantalla se sostuvo como un imán de público y crítica. Hace no muchos años, en 1995, compuso a un magistral Jean Valjean en la versión de Claude Lelouch de "Los miserables", el clásico de Victor Hugo.

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Belmondo en "Le Professionnel" (1981)

En medio de su viaje por la máquina infernal de la producción cinematográfica, Jean-Paul pisó también escenarios por toda Francia, donde interpretó, montó y hasta dirigió decenas de obras clásicas de autores como Shakespeare, Moliére o Peter Brook.

Jean-Paul Belmondo fue, quizás, la más grande estrella de la cultura y el espectáculo de Francia, en un podio compartido con unas pocas figuras de todos los tiempos como Catherine Deneuve (con quien en 1969 formó elenco en "La Sirene du Mississipi", de Truffaut), Alain Delon (se unieron en 1970 para "Borsalino", de Jacques Deray), Brigite Bardot (trabajaron juntos en 1960 en "La verite", de Henri-Georges Clouzot) o Gérard Depardieu (con quien jamás compartió escenas, aunque sí créditos, en 1995, en Les cent et une nuits de Simon Cinéma, de Agnes Varda). Casi un centenar de films entre largos y cortometrajes, casi todos ellos como protagonista, así lo acreditan. Se fue un titán de la pantalla y el espacio vacío se va a sentir. Queda su talento, su rostro inigualable y su indiscutible marca en la cultura popular del mundo. Adieu, Jean-Paul.



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